Aunque estemos todavía en verano hemos de estar alerta pues entre mediados de septiembre y mediados de octubre da inicio el ciclo biológico de una de las plagas más importantes de nuestros bosques, estamos hablando de la oruga procesionaria.
Esta oruga se alimenta de las acículas de los pinos, también es habitual verla en cedros y abetos aunque en menor medida. Su nombre viene determinado por su costumbre de desplazarse en fila de un árbol a otro, cual procesión. A su paso van dejando árboles enfermos debido a su voracidad y, por tanto, dañando gravemente el ecosistema. La oruga procesionaria, también conocida como procesionaria del pino, se ha convertido en los últimos años en una de las plagas más comunes y peligrosas no solo para los bosques sino también para el resto de los seres vivos.
La oruga procesionaria alcanza su máxima peligrosidad durante los meses de invierno ya que durante esa estación las orugas son más grandes y voraces.
Este pequeño animal suelta unos minúsculos pelitos que se propagan por el aire y puede producir desde urticarias, inflamaciones, irritaciones en oídos, nariz y/ o garganta según el grado de exposición y si el contacto es directo o indirecto. Por tanto, niños y mascotas son los grandes damnificados al contacto con la oruga procesionaria.
El tratamiento para la eliminación de la procesionaria del pino debe realizarse por profesionales del sector, ya que son los únicos que nos pueden garantizar su erradicación.
Aunque originariamente este lepidóptero era común en el área mediterránea, debido al cambio climático las temperaturas son más cálidas o suaves durante todo el año, por lo que la procesionaria del pino ha infestado regiones de la Península más frías históricamente, por tanto, se ha convertido en una plaga presente en toda España. Sin ir más lejos, la pasada primavera tanto la ciudad de Madrid como el resto de la Comunidad padeció la peor plaga de la historia que se recuerda de esta oruga procesionaria. Se agrupan en bolsas y cada nido alberga alrededor de 200 orugas, la pasada primavera el Consistorio retiró el doble que en los pasados años, entre 600 y 700 bolsas diarias. La procesionaria del pino no sólo infesta parques y bosques sino que también hace de las suyas en jardines particulares.
Con todos estos datos, sin ninguna duda, lo mejor para no llegar a estos números alarmantes es adelantarnos en el tiempo. Nada más detectemos la presencia de esta oruga debemos poner nuestros árboles en manos de profesionales que puedan evitar o erradicar, en los casos más avanzados, este lepidóptero. Existen diferentes métodos para combatir la oruga procesionaria aunque el más efectivo, como en muchos casos, es la prevención. Los tratamientos preventivos es aconsejable realizarlos durante los meses de verano aunque también pueden realizarse entre los meses de septiembre y octubre. En caso que la plaga o epidemia ya sea un hecho y nuestro jardín o terreno ya se encuentre infestado se pueden eliminar los bolsones cortando uno a uno manualmente, eliminando las orugas cuando bajan del árbol, trampas de feromonas, en jardines particulares se puede optar por buscar las zonas donde se entierran ya que se puede observar un montículo de arena movida, etc… aunque lo más importante es que sea cual sea el método a utilizar, este siempre sea realizado por profesionales no solo para que su eliminación sea rápida y garantizada sino también para que no nos expongamos al peligro que conlleva esta oruga para nuestra salud y la de todos los que nos rodean.
La mejor prevención para este tipo de orugas es un tratamiento fitosanitario en los árboles conocido como endoterapia arbórea, a parte de no dañar al árbol en cuestión también ayuda a fortalecerlo con vitaminas. Es importante informarse de ¿qué es la indoterapia? y porque dicho trabajo deben realizarlo profesionales en jardinería.