Alzheimer envejecimiento y demencia

Alzheimer, envejecimiento y demencia

El jueves 14 de octubre se celebró en la sede del Ateneo Barcelonés una interesante charla con los autores del libro Alzheimer envejecimiento y demencia publicado por la editorial RBA y escrito por los médicos especialistas en la enfermedad Nolasc Acarín y Ana Malagelada. 2017. Este acto se enmarca en la colaboración impulsada por el Presidente de la Fundación RBA, Ricardo Rodrigo Amar , y la entidad cultura barcelonesa.

El acto fue conducido en forma de entrevista por el conocido periodista de La Vanguardia, Enric Juliana y en el se revisaron muchos aspectos relacionados con la enfermedad.

Alzheimer envejecimiento y demencia Nolasc Acarín y Ana Malagelada

A continuación ofrecemos un extracto del interesante diálogo de Enric Juliana con los autores.

El libro es un manual básico sobre la enfermedad. Su autor empieza con una visión muy realista: No conoces bien la causa, no hay medios para un diagnóstico con certeza y no tenemos cura.

El alzheimer es un problema de salud fundamental. Estamos entrando en una situación epidémica solo el alzheimer representa el 70% de las demencias. Hay que salir a la calle con este problema y no quedarse en el debate académico.

En España se calcula que hay 800.000 personas con un coste de 30.000 euros por persona. Del paleolítico a 1900 había un millón de personas mayores de 65 en un periodo que abarca 12.000 años, en tan solo 190 años ha paso a 8,5 millones. Y la cifra seguirá subiendo porque no para de aumentar la esperanza de vida. Quienes pagan el enorme coste que tiene esto son las familias. El libro quiere ser una herramienta de concienciación para la sociedad.

El alzheimer es una enfermedad degenerativa que afecta a las neuronas. Es crónica y progresiva, no se consigue parar. Cada vez se sabe más sobre la enfermedad, esa es la parte positiva. Se sabe que una de las responsables es una proteína anómala. No parece que exista un factor genético porque en gemelos idénticos no se reproduce de la misma forma. El alzheimer precoz si que tiene un riesgo genético. Sufren tiene un papel importante es la epigenética, una nueva ciencia.

Los síntomas de suelen asociar a un trastorno de la memoria. A partir de los 55 empieza a pasar que olvidamos los nombres de las personas y después a los nombres comunes como el pan y el vino. Normalmente el paciente de alzheimer piensa que no está enfermo y es la familia quien lleva al paciente. Este desconocimiento propio es un síntoma. Cuando se pierden normas de comportamiento o habilidades básicas, movimiento cómodos, alteraciones del lenguaje también es el momento de sospechar de la existencia de la enfermedad. Los que ni pueden hablar si pueden cantar. A largue de aquí s cuando entra en la despersonalización, deja de conocer a la familia y después deja de conocerse a sí mismo. Es más dura esta fase para la familia que para el enfermo.

Hoy en día hay muchos avances en el diagnóstico mediante la neuroimagen. Por ejemplo el PET, con el análisis del líquido cefalorraquídeo es posible también aproximarse.

Siempre hay que pensar que alzheimer engloba a variar enfermedades que tiene diferente evolución. Ahora no hay urgencia en tratar al enfermo porque no hay un medicamento que lo cure. Cuando exista entonces será importante el diagnóstico precoz. El enfermo debe saber su enfermedad para poder tomar decisiones sobre su vida.

Otro tema es la figura del cuidador, el profesional y el familiar. Los cuidadores de enfermos con demencia sufren una alteración en su inmunidad debido al estrés. Un dato importante para el cuidador es saber el recorrido que tendrá la enfermedad y también es fundamental el descanso del cuidadores. El enfermo tiene mucha apatía y eso dificulta la tarea del cuidador y genera frustración. Tampoco hay que agobiar al enfermo con actividades para estimularlos y que les acabé causando estrés.

Se hizo un estudio en usa con las monjas de Notre Dame en Estados Unidos desde 1990 al 2017 y se ha descubierto que las personas con personalidad rígida o amargada tenían más probabilidades de desarrollar una enfermedad de alzheimer. La aparición de las proteínas tóxicas es muy anterior a la aparición de los primeros síntomas.



Existen medidas preventivas para el alzheimer . Los factores ambientales, los hábitos y la dieta tienen un papel importante. La flora intestinal es muy importante. Una dieta correcta podría evitar un 30% de las demencias de alzheimer. La diabetes también es un factor de riesgo muy importante. El ejercicio mejora mucho la capacidad cognitiva. Aumenta circulación cerebral y se fabrican substancias que aumentan la neurogénesis. El estado anímico también es un factor de riesgo para contar la enfermedad. La depresión es un factor de riesgo para el Alzheimer.

Experimentos con ratas demuestran que las que viven en comunidad destilan muchas más conexiones neuronales que las que han vivido en soledad. Las personas que realizan una actividad intelectual tienen mas reserva cognitiva que el resto y desarrollan la enfermedad más tarde. En el estudio de las monjas se demostró que había mujeres con las lesiones de alzheimer pero que no desarrollaban la enfermedad.

Lo importante es la triple estimulación física, mental y social del paciente, por eso o mejor internar al paciente en centros especializados. Unos centros que ya están habitualmente saturados por las listas de espera, ya que el progresivo envejecimiento de la población está haciendo que los sistemas de salud pública de todos los países occidentales no puedan absorber la creciente demanda de servicios de la población perteneciente a la tercera edad.

Las personas que han tenido más actividad mental cuando empiezan a perder neuronas tienen una capacidad de resistencia mucho más alta. Un estudio canadiense sobre una comunidad alemana trilingüe en Quebec demostró que la afectación de alzheimer era la mitad de la del resto de la población. La socialización es fundamental. La persona que se queda en casa mirando la tele acaba mirando la pared.

Actualmente hay avances terapéuticos en el tratamiento del alzheimer pero aún no hay nada determinante. El problema es que tampoco hay la seguridad que la proteína sea del todo responsable. La autora no ve cerca la cura.

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