Cuando se habla de la palabra moda, a la cabeza de la mayoría de las personas ronda por la cabeza conceptos relacionados con las últimas tendencias y los looks que se llevan actualmente. Ciertamente es eso, pero ocurre que con el paso de los años el concepto moda, además de esta vertiente estética, ha adquirido otros valores como la posibilidad de potenciar más la imagen del portador. Dicho de otra forma, la moda no es vestir lo último, sino mostrar una personalidad acorde a uno mismo.
Qué dice la moda de las personas
Mucho. Unos simples pantalones vaqueros, unos zapatos o complementos como una bufanda o unas gafas de sol proyectan una imagen, convirtiéndose en atributos que además de cumplir con una función primaria (proteger del frío, salvar la prohibición de la desnudez pública) y secundaria (estética, social), ahora tenga otra tercera función, que es la de la aceptación, tanto a nivel individual como social.
Ocurre que cuando lleva un traje, por ejemplo, no solamente está indicando elegancia, mostrando un status que revela que puede tener una profesión de responsabilidad y a la que además se le presupone ciertos conocimientos culturales, sino que también está influyendo en la misma actitud de la persona que lleva el traje.
Cuando viste de forma elegante, como es este caso, incluso la actitud cambia. Se corrigen esas posturas corporales y se vuelven más rígidas y acordes a lo que una persona de status debe mostrar. Además, es como si inconscientemente se volvieran más sociables y conversadoras, a fin de mostrar la mejor versión de sí mismo.
Exactamente lo mismo ocurre con la estética femenina, aunque ciertamente la moda para las mujeres ha sido mucho más evolutiva que la del género masculino. Incluso en la moda femenina entran más actores en juego como es el calzado, cuya imagen se magnifica en los pies femeninos o en los complementos, elementos más relacionados a los largo de años con las mujeres.
¿Tanta importancia tiene el calzado?
Más que importancia e imagen propia, el segmento del calzado cobra relevancia por su versatilidad, ya que existen decenas de formatos distintos que a su vez derivan en millones de diseños posibles, provocando que tanto la elección como las posibles combinaciones sea poco menos que un arte.
Además ninguna otra prenda o accesorio cumple con la función de la comodidad tan firmemente como unos zapatos. Un calzado puede ser visualmente atractivo y enamorar tanto a la persona que se los va a poner como al resto de personas que los ven una vez colocados, pero ser sumamente incómodos provocando que las posturas de la mujer (o del hombre) sean menos elegantes y destrozando esa imagen personal de la que se está hablando.
Por eso, hay que buscar unos zapatos que sepan combinar belleza, con imagen, calidad y comodidad. El calzado es una parte importante de nuestro estilo de vestir y si deseas ver las últimas novedades en calzado para hombre y mujer para la temporada de Otoño / Invierno tan solo mira aquí. No hay que olvidar que la moda, entre la que se encuentra el calzado, tiene tintes de aceptación social y que quizás es buena idea saber qué es lo que se lleva actualmente.
Pero, ¿vestir elegante es una obligación?
No. No se pretende transmitir la idea de que cuando más guapo o cuanto más haya costado el traje o el vestido que se lleve puesto más probabilidades de éxito en forma de aceptación social o de venta satisfactoria.
Lo que hay que tener claro es que la ropa y/o los accesorios que se lleven puestos son capaces de proyectar una imagen y que un traje, por bonito que sea, si no está bien cuidado no hace más que entorpecer.
Por ejemplo, unos pantalones tejanos combinados con una simple camiseta moderna con la que además hagan buena combinación puede transmitir una imagen jovial, alegre, desenfadada, pero eso no son los valores que propaga la elegancia o una identidad que requiera seriedad y compromiso…
Error. Quizás antes (incluso a día de hoy todavía dentro de algunos contextos) la elegancia estaba reñida con el desenfado, pero en ningún momento implica que el hecho de no vestir con las mejores galas no se sea elegante. Cada vez es más frecuente acudir a congresos, a ponencias o a reuniones de trabajo donde el traje da paso a una forma de vestir más juvenil.
Es como si pretendiera transmitir una idea que además de responsabilidad quiera mostrar unos valores más acordes a la actualidad como el ingenio o la originalidad.
La moda no es solo la forma de vestir
Moda es proyección de imagen. Y la imagen no es algo que solo se ciña a la apariencia personal, sino también a la estética general de una estancia.
En este caso, la idea es la misma. La luminosidad, el color de las paredes, la decoración general no solo crean una imagen más o menos vistosa, sino que además influyen en el estado de ánimo de las personas que allí se encuentran. Por eso dependiendo de lo que se celebre en dicho lugar la decoración debe ser acorde.
Si es cierto que una boda elegante requiere de unos accesorios para tal fin y que no se puede poner una lámpara simplemente con la intención de que ésta de luz, sino con la intención de crear un ambiente acogedor que invite a los invitados (valga la redundancia) a recordarles que están en una boda elegante.
Sabiendo esto, cada vez hay más salones especializados en este tipo de eventos que adquieren Cristales de Swarovski al por mayor. Hoy, Swaroski permite disfruta de la más amplia gama de cristales preciosos austriacos brillantes. Tampoco hay que olvidar que en la elegancia sí que suele ir implícita la palabra calidad y que en este caso es conveniente recurrir a marcas contrastadas que ofrezcan tanto un buen producto como una buena imagen.
Si lo que se necesita es un ambiente más íntimo o más relajado, quizás se tenga que recurrir a otro tipo de iluminación.
Bien sea a la hora de vestir, bien sea a la hora de celebrar, se trata más de mostrar unas señas de identidad que de llamar la atención.