Añadas, denominaciones de origen, graduación… Si sabemos cómo leerla correctamente, una etiqueta nos contará todo lo que necesitamos saber sobre el origen y la historia de un vino, con muchas pistas que pueden ayudarnos a intuir su sabor. Descubre con nosotros cómo conocer al vino a través de su etiquetado, paso a paso.
Nombre comercial y bodega
La marca o nombre comercial viene a ser el nombre propio del vino, mientras que la bodega podría considerarse su apellido. La marca puede darnos algunas pistas sobre las señas de identidad del vino o la zona en la que se produce. Por su parte, el nombre de la bodega identifica al productor y/o embotellador del vino, lo que nos será muy útil para conocer su historia y su origen geográfico, junto a la denominación de origen. En ocasiones, el nombre comercial y el de la bodega pueden coincidir, como, por ejemplo, los vinos Castell del Remei.
Denominación de origen
La denominación de origen nos indica el lugar de procedencia de la uva y su consejo regulador. Así se garantiza que el vino pertenece a una determinada zona geográfica y ha sido elaborado según un estricto control de calidad. En España podemos encontrar denominaciones de origen, como los vinos denominación de origen Ribeiro; y denominaciones de origen calificada, como los vinos DOCa Rioja o Priorato.
Añada
El año de cosecha permite conocer las condiciones climatológicas de una zona concreta durante la época de vendimia. La etiqueta también incluirá el año de envejecimiento, que indica el número de años que el vino ha pasado en barrica o en botella. Según los expertos, el momento óptimo para consumir los vinos blancos y rosados en un año después de su cosecha; mientras que para los tintos jóvenes si sitúa dos años después.
Variedad de la uva
Esta información no es obligatoria, pero sí muy de agradecer. Cada variedad de uva posee unas características propias, que se combinarán con las propias de la tierra y la barrica para conformar el complejo sabor del vino.
Graduación alcohólica
El contenido alcohol del vino también nos da algunas pistas sobre su sabor. Los vinos con una graduación alcohólica en torno al 14% son vinos con más cuerpo, mientras que una graduación del 11 o 12% se asocia a vinos más ligeros.
Cantidad o volumen
Este dato nos indica el volumen de vino embotellado. Lo más habitual es la botella de 75 centilitros, pero podemos encontrar también formatos especiales, como las botellas magnum, muy apreciadas por los coleccionistas.
Sulfitos y azúcar
La etiqueta debe indicar la contención de sulfitos en el vino, aunque no es obligatorio incluir la cantidad de sulfitos que contiene. En este sentido, la legislación europea marca un límite de 10 mg/litros para etiquetar un vino como “sin sulfitos”, aunque sería más correcto decir que “no contiene sulfitos añadidos”. En el caso de los vinos espumosos, la etiqueta debe incluir la categoría en función del contenido de azúcar: brut, semiseco o seco.
Además, la contraetiqueta del vino puede incluir otros datos muy útiles para el consumidor, como la temperatura óptima de consumo, la nota de cata o, incluso, propuestas de maridaje. Ante cualquier duda, en tu tienda de vinos podrán aconsejarte sobre las mejores formas de disfrutar de cada vino, teniendo en cuenta tus gustos y preferencias personales.