La Barcelona en llamas contrasta con la firmeza del Gobierno de Rajoy

La Barcelona en llamas pone en valor al Gobierno de Rajoy

Hemos vivido una semana de incendios en Barcelona que ha tenido una repercusión mundial. Pero no es el único incidente, han habido muchos más: ocupación y paralización del aeropuerto de El Prat, cortes del AVE y las autopistas, incidentes en las capitales de provincia y ataques de todo tipo. El detonante ha sido una sentencia, de la que si algo se sabía seguro, es que no sería absolutoria. El exdiputado Jorge Hernández en 2017 ya hacía referencia a estos conflictos con su artículo ¿Arde Cataluña?, ahora tenemos frente a nosotros las consecuencias.

El Gobierno del PSOE con Pedro Sánchez a la cabeza ha tenido meses para prepararse para esta situación y el resultado ya hemos visto cuál es: incapacidad para detener la violencia diaria que dura lo que quieren los manifestantes independentistas.

Si volvemos la vista atrás y examinamos lo que pasó hace dos años comprobaremos como cuando se hacen las cosas bien se mantiene el orden en las calles y la sociedad está tranquila.

La Operación Diálogo

Todos aquellos que antes del 1 de octubre de 2017 denostaban la famosa Operación Diálogo impulsada por la vicepresidenta y liderada por el Delegado del Gobierno como solución al problema, ahora solo hablan de diálogo y tienen la desvergüenza de decir que la culpa fue del Gobierno anterior.

Cualquiera con un mínimo sentido de la realidad puede ver que la Operación Diálogo era la solución y que cuando los independentistas, a diferencia de ahora, se negaron dicho diálogo la gestión de la compleja y grave situación que se produjo fue ejemplar. Solo la pasividad de la policía autonómica, confesada y demostrada el día del pseudoreferéndum, fue el único incidente. Los problemas de aquel día son superados en Barcelona cada día por la incapacidad del Gobierno para aplicar las medidas necesarias para mantener el orden público.

Octubre de 2107: Reacción, orden y control

El Gobierno de Mariano Rajoy se tuvo que enfrentar a circunstancias mucho más complejas y que además sucedían por primera vez en la Historia de la Democracia en España: desobediencia continua del Govern de la Generalitat a las resoluciones del Tribunal Constitucional y a los requerimientos del Gobierno, declaración de una “República Catalana” y la necesidad de aplicar el Artículo 155 de la Constitución para restablecer el orden. La gestión de esta complejidad fue impecable para el Estado de Derecho. También durante el periodo del Partido Popular varios líderes independentistas fueron juzgados y condenados como fue el caso de Artur Más, Francesc Homs y otros por sus acciones como el caso de la consulta del 9-N.

El Gobierno de la Generalitat en 2017 era desafiante e intentaba utilizar todos los recursos que tenía a su alcance, incluso los Mossos. algunos de los cuales van a tener que responder también próximamente ante la justicia.

El artículo 155

Aunque no se quiso reconocer en aquel momento , es evidente, y el paso del tiempo lo dejará muy claro, que el «Procés» fracasó en 2017 porque colisionó con un Gobierno de España que, a pesar de haber intentado resolver el problema dialogando en su primera etapa, paró el golpe con firmeza y contundencia , destituyendo a todo el Gobierno de Cataluña, eliminando todos los chiringuitos independentistas, embajadas y semi-estructuturas de Estado que se habían creado, disolviendo el Parlament de Catalunya y convocando elecciones una vez restaurado el orden Constitucional.

Se mantuvo la aplicación del 155 durante 7 meses, y no sabremos nunca lo que hubiera sucedido si la moción de censura aprobada el 1 de junio (cuando todavía estaba vigente el 155), gracias al voto de los golpistas independentistas, no hubiera prosperado. Lo que sabemos es que tras el cambio de gobierno se acabó el 155, y los independentistas recuperaron progresivamente financiación, presencia internacional y fuerza política, hasta llegar al momento en el que nos encontramos hoy.

Otoño de 2019: Barcelona en llamas

El Gobierno de Rajoy puso las bases para dialogar, pero el independentismo las rechazó y optó por una confrontación que perdió, aunque no se quiso reconocer. Ojalá se puedan algún día reestablecer aquellas bases para el diálogo, pero es muy evidente que con los actuales interlocutores políticos, cualquier intento estará condenado al fracaso.

¿Cuál es la diferencia ahora? Que los independentistas saben que Pedro Sánchez no estaría a la altura. El presidente del Gobierno no ejerce sus funciones por el interés de España sino para su interés electoral. El miedo a equivocarse, el regate corto y el tacticismo hace que no tome las decisiones que debería y los que llevan planificando desde hace meses conocen estas circunstancias, su debilidad y se aprovechan de ellas.

En 2017, tras la aplicación del 155 el Govern de la Generalitat, puesto a disposición de la justicia entró en prisión, excepto aquellos que, como el President Puigdemont, pusieron tierra de por miedo. Se tomó el control de la autonomía catalana sin un solo incidente y la mejor prueba del trabajo realizado es que Cataluña fue una de las CCAA que más creció económicamente en ese periodo.

Las víctimas del independentismo

¿Quién paga la factura de la debilidad del Gobierno del PSOE? Los vecinos de Barcelona, los comerciantes, los turistas las empresas cuyos ingresos dependen del turismo, los millones de conductores y transportistas que un día sí y otro también se ven atrapados en los cortes de carreteras. La imagen de la marca Barcelona ha quedado seriamente dañada y la alcaldesa Ada Colau ha estado desaparecida durante toda la semana, prueba de que está un cargo que le viene muy grande.

Seguro que miran con nostalgia hacia atrás, cuando había políticos de talla como Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y Enric Millo, que lograron no solo restablecer el orden constitucional en Cataluña sino hacerlo sin un solo incidente destacable.

La firmeza y el acierto de las personas que tuvieron la responsabilidad en 2017 y 2018 emerge como una antorcha en la niebla y tal como dijo un célebre filósofo:

La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad.
Sir Francis Bacon (1561-1626) Filósofo y estadista británico.

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