La Navidad es una de las fiestas más importantes del cristianismo, ya que durante esos días se conmemora el nacimiento de Cristo. Esta festividad se celebra en gran parte del mundo y, durante esos días, son diversos los símbolos que nos acompañan cuyos orígenes se remontan a varios siglos atrás.
El árbol de Navidad es uno de estos símbolos característicos de las fiestas navideñas. El árbol que suele ponerse como elemento decorativo en la mayoría de hogares así como plazas, avenidas o centros comerciales de cualquier pueblo o ciudad es una conífera de hoja perenne y suele ser de especie abeto o pino. En la actualidad, este árbol natural también es sustituido por árboles artificiales o de plástico e, incluso, fabricados con otro tipo de materiales sintéticos.
El origen del árbol de Navidad se remonta a comienzos del siglo VII. Según la leyenda un monje benedictino llamado Winfrid, también conocido como San Bonifacio, sintió la llamada de evangelizar los pueblos paganos de Europa Central, cortó con un hacha un fresno gigante que representaba al Yggdrasil y en su lugar plantó un árbol perenne que simbolizaba el amor eterno de Dios, al contrario que el árbol caduco que representaba a sus dioses.
El pino o el abeto es el símbolo de la Navidad por excelencia en casi todos los hogares del mundo.
La costumbre de adornar con un pino o abeto en los hogares españoles durante las fiestas navideñas fue traída en el año 1870 y fue la ciudad de Madrid la pionera en la colocación de este símbolo ya tan arraigado no solo en España sino también en prácticamente el resto del planeta. Uno de los momentos álgidos de la Navidad es el encendido de las luces navideñas que dan el pistoletazo a unos días de celebración cargados de buenos sentimientos y armonía.
El iluminado del abeto de Rockefeller Center de Nueva York, del árbol navideño flotante de Río de Janeiro, del árbol de Navidad situado en Berlín junto a la puerta de Brandeburgo, uno de los monumentos más emblemáticos de la vieja Europea, o la decoración del pino situado dentro de las famosas Galerías Lafayette en Paris son sólo algunas muestras de la importancia y arraigo que tiene hoy en día este símbolo navideño “adoptado” por diferentes religiones. Otros símbolos de la Navidad como el Nacimiento del Niño Dios, la Estrella de Belén, la corona de adviento o las velas sí son símbolos exclusivos de la tradición cristiana.cterístico.
La poda del pino y su cuidado es fundamental para que luzca hermoso durante estos días de celebración.
Desde viveros de Navarra y Girona, miles de abetos y pinos son arrancados del suelo para venderse como ornamento decorativo navideño. Pasado esos días festivos en muchos hogares sin terreno ni jardín, la conífera pierde su sentido y la mayoría son recogidos por los ayuntamientos en puntos de recogida concretos para su replantación. Aquellas personas que compran o ya tienen un pino o abeto y durante esos días lo exhiben como ornamento decorativo han de ser conscientes que estos árboles requieren de un mantenimiento. La poda de árboles es el procedimiento de mantenimiento más común. Para un buen cuidado debemos dejar la poda del pino o abeto en manos de profesionales cualificados pues sólo de esta manera podremos garantizar un crecimiento correcto, un aumento de la penetración de la luz y el aire en el interior de la copa del árbol así como mantener una estructura fuerte. Una poda inadecuada puede causar daños duraderos que podrían dejarnos la próxima Navidad sin este símbolo tan característico.