Nuestro ritmo de vida, cada vez más acelerado y exigente, suele conducirnos a situaciones de nerviosismo y estrés. Este último, se trata de un desequilibrio provocado por el desgaste al que se somete nuestro cuerpo y mente día a día.
Es evidente que además de técnicas médicas y psicológicas para tratar el estrés también son recomendables unos buenos hábitos de vida. Una correcta y variada alimentación serán claves para ayudar a relajarnos y combatir este malestar. En este sentido, hay que estar atentos a las vitaminas. Por regla general, debemos comer bien y con variedad, especialmente frutas, verduras y carnes. Es importante saber que las vitaminas del grupo B fortalecen el sistema nervioso central y pueden tener un efecto sedante. Podemos incorporarlas en nuestra dieta al consumir alimentos como lácteos, carnes, aguacate, repollo y judías verdes, entre otros productos alimenticios.
Se puede ayudar a combatir el estrés con la ayuda de una dieta correcta basada en alimentos relajantes.
Otro mineral importante en una dieta contra el estrés es el calcio. Es un tranquilizante natural que podemos conseguir gracias a la ingesta de productos lácteos, frutos secos y pescados azules como la sardina o la anchoa.
Una comida variada y sana en un clima agradable puede ser un buen aliado contra el estrés.
Es evidente que debemos tener cuidado al ingerir ciertos alimentos que favorecen la irritabilidad como el café, té, bebidas alcohólicas, sal, azúcar, etc… También deberemos evitar el consumo de comidas procesadas, refrescos de cola, chocolate, fritos, grasas saturadas y harinas refinadas.
Darse el tiempo necesario para desayunar, comer y cenar es fundamental para que los alimentos sean buenos aliados de nuestra salud. De lo contrario, se pueden transformar en dolores de cabeza y malas digestiones, asociados al nerviosismo y el estrés.
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