La ciguatera es una intoxicación cuyos efectos pueden ser inmediatos y podrían ser visibles en cuestión de minutos.
La ciguatera es el nombre con el que se denomina a una intoxicación alimentaria propia de las regiones tropicales y subtropicales. Debido a unas toxinas que habitan en las algas asociadas a sistemas de arrecifes propios de estas zonas. Tras el proceso de la cadena alimentaria, estas toxinas (ciguatoxina-1, la maitotoxina, la palitoxina, entre otras) acaban instaladas en aquellos peces más grandes que habitan estas zonas.
Los peces hervíboros ingieren estas toxinas y las concentran en su interior, las cuales a medida que van atravesando la cadena alimentaria, aumentan de manera paulatina su concentración siendo cada vez mayor. Por tanto, cuando el pescado llega a nuestra mesa la concentración de estas toxinas es muy alta.
Los síntomas por la intoxicación alimentaria ciguatera pueden ser patentes incluso antes de finalizar la comida.
Aunque la enfermedad producida por la ciguatera no es letal excepto en casos extraordinarios, si tiene numerosas y graves consecuencias para la persona que ha consumido ese pescado. La duración y severidad dependen, en gran medida, de cada paciente y la cantidad de pescado consumido. Las manifestaciones que pueden darse en nuestro organismo son: síntomas gastrointestinales (náuseas, vómitos, diarreas…), síntomas cardiovasculares (bradicardia, shock, hipotensión arterial..), sensación de quemazón, parálisis de los músculos faciales, espasticidad muscular, delirios …entre otras consecuencias. Las manifestaciones neurológicas se pueden llegar a padecer durante semanas, e incluso, posibles recaídas pasados algunos meses. Esta intoxicación es bastante común en Puerto Rico, República Dominicana, Cuba, la costa sur de EE.UU y suelen ser los turistas los más afectados por esta toxicidad.
Se dan alrededor de 50.000 casos al año de ciguatera, cuya mortalidad alcanza el 5%, siendo siempre a consecuencia de un fallo respiratorio.
Desde el año 2005 se están dando casos de ciguatera en Europa. Esta toxina se ha encontrado en peces que viven en el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico y las dos razones que se argumentan a este fenómeno son la globalización y el cambio climático. La teoría más fundamentada recae en que las micro-algas portadoras de esta toxina tóxica para muchos animales incluidos los humanos, son arrastradas por los grandes barcos a través de los océanos. Las temperaturas cada vez más elevadas de las aguas del Mar Mediterráneo pueden provocar el asentamiento de estas algas en nuestras aguas e introducirse en la cadena alimentaria. También, las transacciones globales de producción hacen que cualquier alimento pueda ser consumido fresco en cualquier parte del mundo, por ello, también se ha dado algún caso en el norte de Europa.
Esta toxina no se hace patente ni en su olor, ni color, ni tan siquiera en el sabor del pescado pudiendo estar exquisito. Esta toxina no desaparece ni al congelar el pescado ni al cocinarlo, al contrario de lo que ocurre con otros parásitos como el anisakis. La ciguatera solo es patente durante la ingesta del pescado infestado o al finalizar su consumo, esto es, cuando se empiezan a padecer sus consecuencias.
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