Los terrores nocturnos son un trastorno del sueño caracterizado por producir un terror extremo y un estado de inhabilidad para recuperar la consciencia completamente. De este modo, la persona no tiene control de sus movimientos.
Estos terrores nocturnos se producen muy a menudo en niños pequeños, a partir de los 2-3 años, durante las primeras horas de sueño, en las fases 3 y 4 del sueño NO-REM (sueños in movimientos oculares rápidos). Los niños que los sufren suelen gritar de forma súbita, despertándose con sudoración, taquicardia e hiperventilación. Es difícil el despertarlos y rara vez recuerdan el episodio al despertar por la mañana.
La prevalencia de episodios de terror nocturno se ha estimado en 1%el y el 6% en los niños, y como se ha comentado suelen comenzar en edades temprana hasta los 12 años y por lo general desaparecen durante la adolescencia.
A pesar de que la frecuencia y la severidad varían entre los individuos, los episodios pueden ocurrir en intervalos de días o semanas, en noches consecutivas o varias veces en una noche.
La característica universal de los terrores nocturnos es el desconsuelo.8 Durante los episodios de terror nocturno los pacientes suelen “levantarse sobre la cama en posición vertical” con los ojos bien abiertos, con una mirada de miedo y pánico en su cara, a menudo profiriendo un grito. Además, por lo general, presentan sudoración, respiración y frecuencia cardíaca rápidas. En algunos casos, los individuos son propensos a presentar una actividad motora más elaborada, similar a un forcejeo o lucha con las extremidades, que puede incluir puñetazos, patadas, balanceos y reflejos de huida.
Hay una sensación de que la persona está tratando de protegerse a sí misma y/o escapar de una posible amenaza que puede conducir a un daño físico de la persona.Aunque parece que los niños están despiertos durante un terror nocturno, ellos parecerán confundidos, inconsolables o no responderán a los intentos de comunicarse con ellos, incluso pueden no reconocer a sus familiares.
En ocasiones, cuando se despierta abruptamente a una persona con un terror nocturno, puede repentinamente atacar a la persona que lo hizo, lo que puede ser peligroso. La mayoría de las personas que sufren este trastorno sufren de amnesia o amnesia parcial al día siguiente del incidente.
Los criterios de diagnóstico DSM-IV-TR para el Trastorno de Terror Nocturno son:
Períodos recurrentes en los que el individuo se despierta abruptamente con un grito.
- El individuo experimenta un intenso miedo y los síntomas de un despertar autonómico tales como el aumento de la frecuencia cardíaca, la respiración pesada y el aumento de la transpiración.
- El individuo no se puede calmar o ser consolado durante el episodio.
- El individuo es incapaz de recordar detalles del sueño, los detalles del episodio o ambos.
- La aparición del episodio de terror nocturno causa un malestar “clínicamente significativo” o un deterioro en el funcionamiento del individuo.
- La alteración no se debe a los efectos de una sustancia o condición médica general.
Por el contrario, las pesadillas se producen durante la fase de sueño REM y provocan un despertar completo con memoria por parte del niño del episodio desagradable asociado con el sueño.
Una pesadilla es un ensueño que puede causar una fuerte respuesta emocional, comúnmente miedo o terror, aunque también puede provocar depresión, ansiedad y una profunda tristeza. La pesadilla puede contener situaciones de peligro, malestar o pánico físico o psicológico. A menudo, las personas que las sufren se despiertan con un estado de angustia y con imposibilidad de volver a dormir.
Las pesadillas pueden tener causas físicas (dormir en una posición incómoda o tener fiebre) o fisiológicas (estrés, ansiedad, ingestión de drogas…). Las pesadillas recurrentes que interfieren en los patrones del sueño y causan insomnio pueden requerir de ayuda médica.
Psicóloga
Número col·legiada 21496