Análisis del primer debate presidencial: Trump & Clinton.
La expectación era máxima ante el primero de los debates electorales que tendrán lugar entre Hillary Clinton y Donald Trump. La Universidad de Hofstra fue el lugar elegido y estuvo moderado por Lester Holt, periodista de la NBC. El debate duró 90 minutos y estuvo dividido en seis partes de 15 minutos cada una, en el que se trataba un nuevo tema cada dos partes, esto es, tres segmentos de media hora cada uno. Temas a debatir, que el moderador puso sobre la mesa, fueron: prosperidad (economía), seguridad ( terrorismo) y dirección de América. Medios de comunicación de todo el mundo cubrían el tan ansiado debate presidencial.
El primer debate presidencial: el más visto de la historia de EEUU. Más de 100 millones de telespectadores.
Ambos contendientes llegaron a esta carrera por la presidencia tras unas primarias no exentas de polémicas en ambos partidos.
Donald Trump nunca fue el favorito del establishment republicano, pero sus rivales fueron cayendo poco a poco. Incluso abandonaron ante la escasa posibilidad de alcanzar la Convención Nacional con un número suficiente de delegados.
Hillary Clinton se presentó como la clara favorita del Partido Demócrata, pero tuvo que luchar contra un Bernie Sanders que ganaba en adeptos entre los más jóvenes y las mujeres.
«Difundiré mis declaraciones cuando ella publique los 33.000 correos que fueron borrados» manifestó Trump en el primer debate presidencial.
Los debates televisivos no son, en la mayoría de los casos, decisivos. Hay una vieja idea que dice que en los debates no se ganan las elecciones… pero sí se pueden perder. Clinton se preparó el debate, aunque es una gran conocedora de las necesidades de su país, a veces, su actitud e imagen no convence al electorado. Por su parte, Trump se mueve como pez en el agua en televisión, la duda era si intentaría «parecer moderado» para atraer a una parte del electorado que aún no tiene clara su intención de voto, o, por el contrario, haría de este debate otro espectáculo más tirando de esa actitud provocadora y agresiva que suele acompañarle en sus mítines.
Trump me criticó por haberme preparado para este debate. ¿Saben para lo que también estoy preparada? para ser Presidenta» concluyó Hillary Clinton.
El debate estuvo marcado por un intercambio de ataques y reproches. Se criticaron mutuamente todos y cada uno de los temas que trataron como temas económicos o diplomáticos. Trump tiró de su repertorio de acusaciones y descalificativos para desestabilizar a una contrincante que aguantó estoicamente los golpes de una manera calmada. Se presentó como la representación del cambio mientras se refería a su rival demócrata como otra candidata del viejo sistema que propone viejas soluciones para llevar adelante un país al borde del «derrumbe» económico.
Hillary por su parte, hizo lo que mejor sabe hacer, mostrar sus credenciales en labores de Estado y demostrar sus conocimientos sobre las prioridades de Estados Unidos como el Estado Islámico o la seguridad nacional. Tampoco desaprovechó la oportunidad de atacar a su rival recordándole su trato a las mujeres, o, su actitud racista. Un debate tenso que no hizo más que encender y aumentar las diferencias entre ellos.
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