El gobierno del cambio promueve métodos castristas.

¿Qué hay detrás del gobierno del cambio?

Hace unos meses desde el Ayuntamiento de Madrid que dirige Manuela Carmena se intentó poner en marcha una nueva figura político- policial en los distintos barrios de la capital.




Se trataba del gestor de barrio, nombrado directamente desde el Ayuntamiento, quien sería el máximo responsable del complejo organigrama que acabaría definiendo la política de seguridad de los barrios. La función es vigilar y juzgar las infracciones vecinales.

Este gestor dependería del concejal del distrito adjudicado por el Consistorio. Que a su vez dependería del edil de Seguridad. Dentro de este nuevo concepto de seguridad que pretendía implantar en Madrid. Se iba a crear una Policía Comunitaria dentro de una estructura policial, judicial y social paralela a la existente y un jurado popular.

La experiencia piloto se pensaba a llevar a cabo en Lavapiés. Un barrio afín a Ahora Madrid que lleva años conviviendo con las drogas, peleas callejeras, basura e inseguridad ciudadana. Desde los partidos de la oposición ( PP, PSOE y C’s) se votó en bloque contra esta propuesta. De momento la propuesta queda en agua de borrajas la idea del Ayuntamiento de Manuela Carmena.

El organigrama propuesto por «el  gobierno del cambio» de Manuela Carmena, está instaurado por Fidel Castro desde hace 56 años.

Ahora es el Ayuntamiento de Barcelona, con Ada Colau al frente, el que insta a los vecinos a denunciar pisos turísticos ilegales. A través de una carta, los barceloneses son informados que deben colaborar con el Consistorio denunciando a través de un formulario web o un teléfono gratuito si tienen conocimiento o indicios de que  en su finca algún vecino utiliza su piso como piso turístico ilegal. Desde el Ayuntamiento se amparan para pedir ayuda vecinal. Desde el Consistorio se busca que las normas de convivencia estén claras, y alegan que la oferta ilegal «genera especulación y economía sumergida». Para el Ayuntamiento de Barcelona, dirigido por Barcelona en Comú, la implicación de los vecinos es fundamental para llevar a cabo las inspecciones  y las consecuentes multas (desde 30.000€ hasta 600.000€), según la alcaldesa.

informadores del Ayto de BCN

¿Los gobiernos del cambio con esta implicación vecinal buscan representación ciudadana o control político sobre los ciudadanos? Desde este periódico digital nos hemos puesto en contacto con ciudadanos cubanos residentes en España. Ellos lo tienen claro, en el momento que un vecino es designado y elegido por el gobierno para poner orden, se convierte en un espía del Estado. Ellos lo conocen bien pues este organigrama fue creado por el ex comandante en jefe Fidel Castro. El dirigente cubano se valió de la efervescencia del pueblo a favor del cambio hacia la Revolución.




¿El Gobierno del cambio quiere crear CDR en España?

Los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) lo forman los partidarios de la Revolución castrista. Estos son designados por el Gobierno. Cada cuadra tiene su propio CDR , y los presidentes de los CDR de cada cuadra conforman el CDR del barrio, el de la provincia y el nacional formando todos ellos parte del abultado aparato gubernamental. Teóricamente este sistema fue fundado por Castro para fomentar la participación ciudadana en diversos ámbitos como eran: limpieza de calles, patrullaje nocturno de vigilancia, atención a familias con desventajas sociales…. pero la realidad es otra.

El CDR de la cuadra realiza la función de «espía del Estado» suministrando información sobre cada ciudadano que reside en su cuadra, cada habitante se convierte en objeto de vigilancia por parte de estos. Según nos comentan, una mala valoración del CDR te puede perjudicar a lo largo de tu vida tanto en la universidad como laboralmente, e, incluso para acceder a cursos.

El CDR actúa como espía del gobierno, buscando garantizar la continuidad del mismo.

Muchas paredes de Cuba pintadas con el CDR

Un sistema basado en el odio hacia quien piensa diferente, en la envidia hacia el que intenta prosperar, poco compañerismo y cero empatía, lo que provoca que el ciudadano cubano viva en un miedo constante. Incluso, nos informan que la palabra del CDR vale más en un juicio que el denunciado aunque no presente pruebas.

Por tanto, el organigrama que quería impulsar Manuela Carmena es un primer paso hacia la estructura controlada por el estado en el que sus designados se convierten en vigilantes y controladores de la vida pública y privada de los vecinos.

También nuestras fuentes nos alertan sobre los conocidos como «chivatos tapados» que son aquellos que trabajan de manera encubierta. Estos no sacan beneficio como tal pero son capaces de denunciar o delatar de manera clandestina y oportuna a cualquier persona solo por envidia. Otro «modus operandi» que nos recuerda, en este caso, al vecino chivato que quiere promover la alcaldesa de Barcelona, ahora con la excusa de los pisos ilegales turísticos y más tarde será con otra ocurrencia.

Desde la asociación de Vecinos y Anfitriones de Barcelona integrada por 600 asociados consideran que con esta medida propuesta por el gobierno del cambio de Ada Colau se incita al «odio entre residentes» y » se crea un ambiente de sospecha propio de tiempos pasados».




Las administraciones, funcionarios, inspectores, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están para ejercer esa función, simplemente tienen que dejar que la ejecuten y desde la administración no pongan trabas.

En España, hasta la fecha, tenemos la suerte que los ciudadanos no han entrado en este juego del gobierno del cambio.

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