El primer requisito para domesticar a un loro es que este sea joven. Todos los loros jóvenes son domesticables. Mientras que toda la amabilidad y paciencia del mundo impresionarán poco a la mayoría de pájaros adultos.
Cuando el loro llegue a la casa, a menos que sea tan manso que esté deseando que lo toquen. El primer paso para domesticarlo es dejarlo solo y no intentar tocarlo. Hay que colocarlo en la habitación más concurrida de la casa; se acostumbrará a las personas y pronto se dará cuenta de que no le quieren hacer daño. Pasados un par de días, cuando ya empiece a sentirse en su casa. Se le debe hablar a menudo y suavemente.
Si después de dos o tres semanas demuestra interés por su entorno y ha perdido gran parte del nerviosismo inicial, se le puede abrir la puerta para que pueda trepar a lo alto de la jaula. En estas circunstancias, pocos loros grandes intentarán salir volando, a menos de que se les asuste. No se debe hacer ningún intento de acercamiento y menos tocarlos cuando están sobre la jaula.
No es fácil domesticar a un loro que está confinado en una jaula, en parte porque incluso los pájaros que son muy mansos, consideran la jaula como su propio territorio que deben defender.
La regla de oro para domesticar a un loro es: déjalo que venga hacia ti, pues se basa en la confianza del animal hacia el proietario.
Antes de dejar que un pájaro salga de la jaula hay que retirar todos los posibles peligros: acuarios descubiertos, cerrar todas las puertas, ventanas, accesos a la cocina y chimeneas …
Domesticar a un loro es una tarea que requiere de mucha paciencia en algunos casos.
El tiempo que se tarda en domesticar a un loro varía enormemente en cada animal. Extrañamente algunos pájaros no progresan durante meses y, de repente, se domestican casi de la noche a la mañana. En cambio, en otros el proceso es muy gradual, aumentando la confianza después de una cierta etapa.
Es posible que finalmente no te decides por un loro y quieres saber los pájaros que más se adaptan a tu entorno.