Antoni Vives

Antoni Vives explota las contradicciones del Cadaqués del siglo XX en ‘Y mañana, el paraíso’

El teniente de alcalde de Hábitat Urbano de Barcelona y escritor Antoni Vives ha explicado este lunes que su última novela ‘Y mañana, el paraíso’ (RBA cuyo presidente es Ricardo Rodrigo) explota las contradicciones del Cadaqués del siglo XX, donde la cosa más provinciana se contrapone a la cosa más cosmopolita.

Aún así, en rueda de prensa ha rechazado que se trate de una novela histórica ni de un ensayo sociológico sobre el siglo pasado, sino que es sobre todo una historia «de sentimientos humanos y de la investigación permanente de una relación mágica con la vida».

«Cataluña es un lugar hecho de contradicciones», ha explicado Vives, y considera que estas se manifiestan de manera brutal en Cadaqués, una población que tiene todas las cualidades para ser materia literaria.

«Cadaqués puede ser muy idílico, pero es un lugar donde la gente se ha muerto de hambre», ha recordado Vives, y además ha relatado que también hicieron mucho dinero los vecinos que desarrollaron la red vial española.

Según Vives, la gente que iba a veranear en Cadaqués pasó a agrandar las filas de la «gente progre», que hacía la revolución entre semana y el fin de semana se lo pasaba muy bien allá, según ha dicho.

«Toda esta gente ha determinado la forma de ser de ahora», ha explicado el teniente de alcalde, porque cree que la arquitectura, la literatura, la música y las grandes corrientes ideológicas son herederos de esta época.

 

PERSONALIDADES

De manera velada, Vives introduce en esta historia prohombres de la cultura catalana en un intento de «impulsarlos» hacia el siglo XXI, a pesar de que no aparecen con los nombres reales.

Excepto Salvador Dalí –indisociable de Cadaqués y que sí que se menciona «como parte del paisaje»–, la novela recupera el espíritu de personajes como Federico García Lorca y Josep Pla, un maestro del juego de las contradicciones, ha explicado.

La novela también transcurre en Guinea, que Vives también muestra como un lugar idílico y pleno de contradicciones, y que, aún así, usa como un instrumento al servicio de sus necesidades de guión.

«Una de mis obsesiones es que las novelas tengan finales abiertos», ha dicho Vives, puesto que se opone que el novelista sea un demiurgo que condiciona la vida.

Después de la publicación de varias novelas y ensayos, Vives ha asegurado que se siente escritor a pesar de que se dedica a la política, y ha reivindicado la existencia de una cultura común de los ‘Países Catalanes’ que permita a los escritores en lengua catalana ganarse la vida.

Después de las novelas basadas en la Guerra Civil, la posguerra y todo el siglo XX, ha revelado que ya prepara otra novela, esta vez ambientada en la Barcelona del siglo XXI.

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