¿Cuáles son las prioridades de Ada Colau?

A la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, parece que últimamente le crecen los enanos. Acabó el año con un comercio puesto en pie de guerra contra el Ayuntamiento pues su permisividad hacia una actividad ilegal como son los ‘top manta’ propició que las principales asociaciones de comerciantes de la ciudad condal declinaran la oferta de la alcaldesa de sentarse a negociar codo a codo con los manteros, puesto que esta situación provoca pérdidas económicas entre el comerciante que paga sus impuestos, aparte de vender una imagen de la ciudad cada vez más deteriorada.




También en época de paz como son las fiestas navideñas estuvieron marcadas por los conflictos pues «el rey Melchor del distrito de Sarria» en su discurso dirigido a un público infantil introdujo contenido anti borbónico, hecho que causó estupor entre gran parte del público asistente. Hace pocos días la crispación se adueñó del transporte público
barcelonés, llevando a cabo múltiples huelgas durante la semana
de la feria del Mobile World Congress lo que puso en evidencia la falta de diálogo  de la alcaldesa para poder acordar una solución satisfactoria para las partes implicadas. Su nefasta gestión al frente del Ayuntamiento la está llevando a que los principales sectores le estén pidiendo que cumpla con sus compromisos, como es el caso de los bomberos.

El cuerpo de bomberos de la ciudad condal amenaza con movilizaciones si la alcaldesa no lleva a cabo la recuperación del parque central del Eixample, la ampliación de la plantilla y la aplicación del Plan Director. El inmovilismo de Ada Colau en cuanto a los temas reales que preocupan al ciudadano le están poniendo al descubierto su incapacidad para gobernar una ciudad que le viene grande.

Plaza Llucmajor

Otro tema prioritario para la alcaldesa es el cambio de nombre de la actual plaza Llucmajor por plaza de La República, está plaza está situada en el distrito con la renta per capita más baja de la ciudad condal. Éste tiene problemas de limpieza, incivismo, inseguridad, hay que mejorar gran parte de los equipamientos municipales…. pero aún con todo y con eso y todas las incomodidades que provocará a los vecinos.

El portavoz popular Javier Barreña informó a este medio que en el último plenario celebrado en Nou Barris había pedido que el tema quedase «sobre la mesa», atendiendo a que solo había un expediente y nos solicitaban posicionamiento sobre dos, Barreña instó al Secretario Jurídico, Ricard Fernández a que elaborase un informe jurídico al respecto y hasta ese momento no pasase por el Plenario, por otro lado, el portavoz convergente, Adrià Ventura, presentó una moción de urgencia que no contó con el respaldo suficiente, ya que desde Barcelona en Común no la consideraron como tal, y sumado a la abstención de PSC, dicha moción no tuvo el alcanzó su objetivo. Por lo que finalmente se informó favorablemente sobre el cambio de nombre de la Plaza Llucmajor por Plaza de la República, y el cambio de nombre de los jardines de la II República por jardines de Llucmajor.




Desde que se conoce la decisión del Consistorio  han surgido diferentes plataformas en contra de dicho cambio, un ejemplo es la recogida de firmas de change.org que en menos de 48 h. recibió más de 1000 firmas, pero la alcaldesa del diálogo hace oídos sordos a las verdaderas necesidades de los vecinos.
Otro debate abierto está en el distrito de San Andrés, en este distrito tiene al menos dos frentes abiertos. Por un lado, la actual alcaldesa conocida en su etapa anterior por ser una activista antidesahucios, quiere desahuciar a la Hermandad de los Caballeros Legionarios.

Desde el Consistorio ya se les ha comunicado que deben desalojar las instalaciones que ocupan de manera legal gracias a un convenio de cesión que se firmó en 2013. Los legionarios instalados en las casernas de San Andrés han denunciado en los medios de comunicación que están siendo sometidos a una persecución fuera de toda lógica por parte del Ayuntamiento. La regidora Laia Ortiz argumenta para llevar a cabo tal decisión que no les gusta la presencia de este colectivo y que a los vecinos tampoco, vecinos de la zona consultados por esta redacción son totalmente desconocedores de si se ha llevado a cabo una consulta al respecto entre las asociaciones vecinales. En cambio si se quejan de otras necesidades básicas para el distrito como la falta de plazas de guarderías públicas, incivismo por parte de movimientos okupas o el abandono por parte de las instituciones del barrio de Trinitat Vella. Otro tema de discordia que pone en entre dicho la capacidad de diálogo es la problemática del mercado de San Andrés.

La remodelación del mercado que propone el Ayuntamiento supondría un desembolso económico de gran envergadura para los paradistas que quieren continuar en dicho mercado, por su parte el Ayuntamiento ofrece la posibilidad de cerrar tu negocio a cambio de una cantidad económica, oferta que algunos paradistas interpretan como práctica especulativa por parte del Consistorio.
Por último, también la Sra. Ada Colau se enemista con los funcionarios del Ayuntamiento…. aquí habría que aplicar el dicho » tener el enemigo en casa». El convenio sanitario que existía daba cobertura a más de 9000 funcionarios, con esta medida la alcaldesa defensora de las clases trabajadoras, que defendía las políticas sociales pega un hachazo a la asistencia sanitaria y, no sólo eso, sino que dejará sin trabajo a un centenar de médicos y gran parte del personal sanitario.




La alcaldesa justifica esta decisión a la elevada deuda que el Consistorio tiene con el Instituto de Prestaciones de Asistencia Médica al Personal Municipal. Tanto CCOO como Acción Sindical Independiente afirman categóricamente que Ada Colau con esta decisión reduce los derechos de los trabajadores que tanto decía defender antes de ocupar su cargo al frente del Consistorio.
En definitiva, en todos estos casos hay un denominador común la falta de diálogo.

Para conocer la calidad humana de una persona, basta con darle poder y esperar que mueva ficha.

Es evidente que el año 2016 no está siendo el año de Ada Colau

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