Yodo-iodo

Yodo o Iodo, energía para el cerebro del niño.

El yodo o Iodo es un micromineral muy importante. Es fundamental en la síntesis de hormonas tiroideas, juega un papel fundamental durante el embarazo.





A partir de los cinco años el cerebro humano experimenta un mayor desarrollo y crecimiento. El yodo es uno de los minerales cuya presencia en la alimentación de los niños en esta etapa es fundamental. Su carencia puede acarrear una de las enfermedades que, por desgracia, crece día a día en estadísticas mundiales: el hipotiroidismo. La glándula tiroides segrega dos hormonas( la tetrayodotironina y la triyodotironina), cuya función consiste en incrementar la tasa del metabolismo de los hidratos de carbono y las grasas, así como sintetizar y degradar las proteínas dentro de las células. Esta función se realiza combinando yodo con el aminoácido tirosina. Más tarde, estas hormonas son transportadas en la sangre, formando un complejo con las proteínas del plasma, que resulta de vital importancia para la estimulación de la oxidación celular.

El yodo desempeña un papel fundamental durante el embarazo, pues evita cualquier efecto nocivo en el cerebro del bebé, los abortos espontáneos y la mortalidad fetal tardaría entre otros.

Además de la creación de las hormonas de la tiroides, el yodo ayuda al organismo en una multitud de tareas: mejora el funcionamiento de tejidos nerviosos y musculares; activa nuestro sistema circulatorio y colabora en la metabolización de otros nutrientes. También evita las taquicardias, permite tener una mente mucho más ágil e influye positivamente en el crecimiento y la buena salud del pelo, los dientes y las uñas.

Yodo o Iodo, energía para el cerebro del niño.

El déficit de hormonas tiroideas trae como consecuencia estados de letargo y ritmos metabólicos más bajos. Se calcula que más de 150 millones de personas en el mundo padecen enfermedades ocasionadas por la insuficiencia de yodo.

Los niños resultan bastante vulnerables a la deficiencia de este mineral halógeno (formado de sal) y cuando éste falta más de la cuenta pueden ser afectados por enfermedades como el hipotiroidismo, cuya predominancia se incrementa con la edad y alcanza su cénit durante la adolescencia, afectando en mayor proporción a las chicas. La cantidad total de yodo en el organismo humano oscila entre los 20 y los 50 miligramos, pero dependiendo de la fisiología o ciertos estados particulares como un embarazo.

Si introducimos en nuestra dieta col, col de bruselas, patata, guisante fresco, pera y uva nos beneficiaremos del yodo. 

Las fuentes con mayor cantidad de yodo son la sal de origen marino, la sal yodada, los pescados, los mariscos y las algas. Dentro de estas últimas podemos mencionar distintas variedades: kombu, nori y laminaria. La avena, el trigo y el arroz también contienen cantidades pequeñas de yodo, igual que las hortalizas como el tomate, la zanahoria, el berro, el rábano, la cebolla, el puerro o el nabo. Entre las verduras el espárrago, la lechuga, las judías verdes y la alcachofa.

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