Trump y Clinton duelo por la Casa Blanca.

Tras finalizar los procesos de primarias y caucus en Estados Unidos, el próximo mes tendrá lugar la segunda fase del proceso electoral: las convenciones nacionales que lleva a cabo cada partido. El Partido Republicano ratificará a su único candidato, Donald Trump, en la ciudad de Cleveland (Ohio) el 18 de julio, mientras que el Partido Demócrata hará lo propio con Hillary Clinton (candidata con la nominación directa alcanzada), el 25 de julio en Filadelfia, lo que llevará a oficializar sus candidaturas hacia la Casa Blanca.

Después de un año de campaña y cuatro meses de primarias ambos partidos parecen haber decidido qué candidato les representará el 8 de noviembre en las elecciones presidenciales. No podían haber elegido dos candidatos más antagonistas: diferentes estilos, trayectoria vital y profesional… Ella es una candidata identificada con el establishment, reflexiva, experimentada y política profesional con un amplio currículum dentro del partido, con un gran interés por políticas de inmigración y ferviente activista en defensa de los derechos de los menores y las mujeres, por su parte, Trump es el resultado de unas bases republicanas cansadas del establishment, se le considera un magnate excéntrico e indisciplinado, incendiario, tildado de megalómano, xenófobo y misógino (evidentemente, él niega todas esas acusaciones hacia su persona).

Trump y ClintonLa campaña electoral hacia la Casa Blanca se vislumbra como una de las más duras y enfrentadas de las últimas décadas. Cuando hace casi cinco meses se iniciaron las contiendas, Clinton partía según las encuestas, como la gran favorita para suceder a Barack Obama en la Casa Blanca mientras que su actual rival no partía como favorito en ninguna de las quinielas. En las encuestas realizadas a mediados de mayo quedaba lejos aquella intención de voto en la que el multimillonario estaba trece puntos por debajo de la ex primera dama, el magnate sumaba adeptos mientras que Clinton perdía terreno. Trump aventajaba por primera vez a la precandidata demócrata en intención de voto, según computó la web Real Clear Politics.

Según los resultados el millonario obtendría un 43,4% de los votos mientras Hillary Clinton obtendría dos décimas por debajo.Pero, ¿ qué había ocurrido para que la popularidad de la ex senadora se desplomase?. Mientras el 85% de los electores republicanos habían cerrado filas entorno a Trump y ya pocos dudaban de su liderazgo, en el Partido Republicano el 64 % de los votantes de Sanders siguen sin confiar en su candidata, según una encuesta realizada por The New York Times, y un 15% confiarían su voto antes a Trump que a Clinton. Sus detractores califican a la ex primera dama como una tecnócrata moderada,con escasas habilidades retóricas, mujer fría y calculadora y, por si fuera poco, recuerdan que su vida política ya está manchada por escándalos como el de los correos electrónicos.Quizás por ello la candidata se puso manos a la obra y descargó toda su artillería contra Trump, quien no ha dudado ni un momento en no bajar el nivel de moderación en sus discursos ni atacar con dardos envenenados a la ex secretaria de Estado. Tras la masacre de Orlando, Trump insistió en prohibir la entrada de musulmanes y emitió un discurso lleno de datos erróneos llegando a sugerir que Obama se identifica y apoya a los islamistas radicales, lo que ha hecho que sus desafortunadas palabras hayan influido en las últimas encuestas publicadas a mediados de junio.El neófito político se encuentra en su peor momento cayendo su popularidad a pasos agigantados y la intención de voto cae entre 9-12 puntos. Todavía es pronto para predecir un resultado a cinco meses vista, pero si algo está claro es que el votante indeciso se acerca, en la actualidad, más a Hillary Clinton.

Tendremos que esperar hasta el 26 de septiembre, fecha en la que los dos aspirantes se verán por primera vez las caras en un debate presidencial, un debate que se augura titánico y decisivo para los más de 320 millones de ciudadanos estadounidenses.

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