Tendemos a pensar que el perfil de un ladrón es de un maleante de la vida, pero nada más alejado de la realidad, un ladrón puede serlo sin parecerlo aparentemente.
El perfil más habitual de ladrón es de un varón con más de 18 años y menos de 45, con un poder adquisitivo tirando a bajo, pero que no quiere conformarse con lo que tiene. Por supuesto hay casos que se salen de este perfil como una señora de cierta edad robando una pata de jamón o robando grandes cantidades de alcohol.
En España, por lo general, las empresas suelen tener la seguridad entre una de sus prioridades, así que los poseedores de negocios suelen invertir gran cantidad de recursos en seguridad con el fin de prevenir y evitar hurtos, tales como arcos de seguridad, contador de personas o cámaras de videovigilancia.
El invierno suele ser la época en que más se roba, ya que la gente tiende a robar más por tener donde guardarlo, en los abrigos. Contrariamente, es en otoño cuando menos robos se producen.
España es el sexto país de según la OCDE y el tercero de la Unión Europea donde más pérdidas se registran por robos, ya sea por hurtos por parte de los clientes o por parte de los propios empleados.
Se estima que alrededor de un 2,21% de los ingresos (brutos) de un comercio español, se reparte entre hurtos e inversión en seguridad.
Llama la atención que la mayoría de artículos robados, no son artículo de primera necesidad, es decir no es una cuestión de pobreza, lo que más se roba son artículos no necesarios para el día a día como gafas de sol, zapatillas deportivas, videojuegos, etc… y en supermercados lo más codiciado son los licores y vinos. Los únicos productos robados de primera necesidad son el queso y la carne fresca.
En cuanto a la seguridad, lo más utilizado son los arcos magnéticos y las etiquetas, algunas muy difíciles de quitar por ponerse durante la fabricación. En segundo lugar se encuentran las cámaras de seguridad y el personal de seguridad, y en lo más alto el software que permite saber todo lo que entra, sale y en qué momento.
