ICTUS

ICTUS: La epidemia del S.XXI

¿Quien no tiene algún familiar, amigo o conocido que haya padecido aunque sea de manera leve un Ictus cerebral?

El Ictus cerebral es causado por una isquemia o hemorragia ocasionando la muerte de parte de nuestro cerebro por falta de irrigación sanguínea. Sus secuelas serán neurológicas en menor o mayor medida, dependiendo de la extensión de la zona afectada y de la profundidad cerebral de la misma. También es una causa de fallecimiento, cuando la isquemia ha sido importante , o bien cuando el código Ictus (atención del Servicio de Urgencias) se ha activado con un importante retraso . Su incidencia en nuestro país es de 120.000 casos anuales, de los cuales el 75% son mayores de 65 años, y entre un 10% y el 15% lo sufren los más jóvenes (edades comprendidas entre los 20 y 40 años).



Davíd Padró Alcázar – Fisioterapeuta

Como Fisioterapeuta especializado en daño cerebral, podría deciros que el Ictus no entiende de edad, en nuestro Servicio cada vez el porcentaje  de adultos jóvenes va aumentando. Aunque, por lo genera,l la media de edad suele estar alrededor de los 60 años, y esto se debe en parte a un estilo de vida nada saludable.

Las causas de que alguien padezca un Ictus son muchas, si buscáis en google os saldrán las típicas que yo estudié en la carrera, como el tabaquismo, alcoholismo, diabetes mellitus, diabetes tipo II, dilespemia, arterioesclerosis, y obesidad entre otras. Pero, por los casi 20 años de experiencia que llevo trabajando en el campo de la neurorehabilitación, estas causas vienen acompañadas de otras que justamente la comunidad médica empiezan a mencionar como por ejemplo: grandes situaciones de estrés y tensión laboral, falta de actividad física facilitando el sedentarismo y, sobretodo, la falta de hábitos saludables en la alimentación.

El ritmo de vida de hoy es muy acelerado, con urgencias y poco tiempo para disfrutar de nuestro tiempo libre, y cuando lo tenemos estamos agotados, lo que nos lleva a escoger por norma general comida rápida, en lugar de comer comida no procesada como: la fruta, los vegetales, los tubérculos, los frutos secos, pescado entre otros.

Por eso, os propongo que adoptéis un estilo de vida saludable como medida de prevención ante el Ictus. Y ¿Como se consigue?

Hay dos maneras para conseguirlo:

  • Moverse con coherencia, es decir, realizar una actividad apropiada a la edad, acorde con nuestra genética y a nuestra capacidad física actual. La actividad física genera entre otras cosas una regulación del pulso y disminución de la presión arterial, fortalecimiento osteomuscular, aumento en la coordinación y tono muscular, además de mejorar el trato intestinal. Pero por encima de los aspectos descritos anteriormente, está la mejoría psíquica, es decir, hay una mejora en nuestra autoestima, una mayor fuerza de voluntad y autocontrol, así como de la memoria. Por lo tanto como ya es conocido, la actividad física nos lleva a tener un cuerpo fuerte y una mente sana.
  • Adoptar una dieta adecuada, basada en nuestra evolución como especie. Es decir, dieta rica en vegetales y tubérculos, acompañada de fruta y de pescado azul principalmente. Debemos tener una buena hidratación, con aguas mineralizadas, y sobretodo evitar tóxicos en exceso como el alcohol y el tabaco.





En el caso de que usted o alguien conocido haya sufrido un Ictus, les voy a dar una serie una  de recomendaciones a partir de la experiencia que he ido acumulando estos años y que en la mayoría de los casos he podido aprender de los propios pacientes y familiares:

  1. Confiar y “tener fe” en el equipo de profesionales sanitarios encargados del abordaje terapéutico en las fases iniciales de tratamiento.
  2. Muchas veces este tratamiento se  reduce a terapia ocupacional, logopedia y principalmente fisioterapia. Les recomiendo, por encima de todo, que  la persona que haya padecido un ICTUS cerebral debe realizar una valoración completa por parte del Servicio de Neuropsicología con el fin de determinar las secuelas cognitivas y de personalidad ocasionadas por el ICTUS. Esta valoración debe ir acompañada de otra de los servicios anteriormente comentados. Esta valoración global será la que permitirá establecer unos objetivos acordes al estado actual del paciente, y por lo tanto, una orientación más precisa de cuál va a ser su evolución.
  3. Es importante, por otro lado, que la intervención terapéutica sea lo más rápida posible, con el fin de intentar recuperar las funciones pérdidas, mediante la estimulación cognitiva y física. Para ello será importante que la persona afectada esté en un estado de fase subaguda, es decir, fuera de peligro, estabilizado y donde su capacidad para trabajar sea la suficiente para poder mantener mínimamente la atención. Esta rápida intervención es aconsejable para aprovechar la plasticidad cerebral que tiene nuestro cerebro. La plasticidad cerebral es  la capacidad que tiene el cerebro para realizar las conexiones neuronales y en este caso reducar el máximo posible las funciones perdidas. Esta neuroplasticidad es necesario poder trabajarla de manera intensa durante los dos años siguiente al Ictus cerebral, pues  nos será más fácil recuperar la función y el número de estas. Esto no quiere decir que pasado este tiempo la persona no pueda seguir recuperando más, por supuesto que si alguien trabaja con la constancia, perseverancia, sentido común y si encima es tratado o aconsejado por un profesional, esta persona seguirá mejorando.





Si por el contrario, la persona ha entrado en una fase de ”no evolución” mi recomendación es la de mantener y preservar las funciones tanto físicas como cognitivas que ha conseguido. Este mantenimiento se puede realizar en el domicilio realizando actividades cognitivas y físicas con ayuda de un ordenador y de la cama, que a la vez serán supervisadas por el terapeuta responsable. Para los pacientes cuyas características lesionales requieren de ayuda de tercera persona, se recomienda entonces entre una y dos sesiones semanales individualizadas con la ayuda  del terapeuta.

Equipo profesional del SIRN: centro asistencial de rehabilitación integral en neurorehabilitación.

Conclusión: toda persona afectada por Ictus Cerebral deberá trabajar un poco más que la gente que no lo  ha padecido, dado que su estado físico y cognitivo está condicionado a sufrir secuelas secundarias al Ictus Cerebral, como fracturas, roturas musculares, contracturas severas, por lo que respeta a nivel físico, y demencias precoces en lo que se refiere a nivel cognitivo. Desgraciadamente los recursos sanitarios actuales que nos ofrece la sanidad pública no están a la altura de la necesidad atencional de una enfermedad crónica como el Ictus, pero por eso, les recomiendo que contacten con unidades especializadas en neurorehabilitación, para seguir con el proceso de rehabilitación, y/o bien asesorarse que es lo mejor tanto para usted como para su familia.

David Padró Alcázar

Director asistencial de SIRN

Fisioterapeuta

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